Un año de trabajo
Cuatro días de arte, tradiciones y sonrisas
El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte (FTVM) celebra este año su décima edición. Con más de 50 comunidades mayas y un amplio repertorio de artistas, esta festividad exige un gran esfuerzo de los organizadores. Es un proceso complejo que dura cerca de un año y comprende desde la planeación, la selección de invitados y el contacto con las comunidades mayas hasta la fabricación de utilería, el montaje y la producción.
No hay nadie mejor para explicarnos sobre esta festividad que Leticia Aguerrebere, Directora del departamento de Arte y Cultura, quien labora en Xcaret desde hace 22 años. El FTVM se originó como un proyecto que agrupara diversos espectáculos que se ofrecían en el parque. Además esta propuesta formó parte de la tesis de maestría de Leticia, quien ahora es la encargada de coordinar y organizar el evento.
Por lo tanto, le pedimos que definiera para nosotros qué es el Festival de Tradiciones de Vida y Muerte. “Es un encuentro de las artes escénicas y manifestaciones culturales en una visión del Día de los Muertos que une varias disciplinas artísticas con gastronomía y la ritualidad en un espacio único, como es Xcaret”, nos explicó.
La planeación comienza prácticamente un año antes del festival y se divide en varias etapas. Primero se hace una investigación sobre qué estado o país será el invitado especial; posteriormente se hace una visita donde se proponen las ideas y temática del evento. Después, mediante convocatorias, se hace una selección de los grupos artísticos que participarán; ésta consiste en evaluación de contenido y una investigación de sus propuestas para elegir las de mejor calidad.
Más tarde se hace el contacto con las comunidades mayas para establecer el vínculo con el Festival. Se visitan pueblos en tres principales zonas de la península de Yucatán. Las etapas finales consisten en la fabricación de utilería, el montaje de los escenarios en los días previos y la producción del evento. Toda la planeación se adapta al concepto de la edición del festival y es sustentada por investigaciones propias del personal de Xcaret, así como la asesoría de antropólogos e historiadores.
En principio no suena tan complicado, pero lo es. “En los primeros años nos costó mucho trabajo convencer a las comunidades mayas para que participaran; tuvimos que ir con los sacerdotes principales y exponerles la idea, que en un principio no comprendían muy bien. También fue difícil que la gente entendiera el concepto del festival”, nos cuenta Aguerrebere. Y es que hoy en día no hay una celebración que agrupe las tradiciones del Día de los Muertos con expresiones artísticas contemporáneas.
También se involucra a los artistas invitados en el concepto de esta festividad mediante el intercambio de contenido histórico que puede ser incorporado en sus propuestas. El ejemplo en esta edición es Emiliano y el Tren al Inframundo, a quienes se apoyó en la adaptación de su obra al mundo maya. De igual manera se asesora a las comunidades mayas para mejorar y profesionalizar sus representaciones.
Entre los desafíos adicionales a la organización está la invitación del estado o país, pues depende de la situación política, económica y administrativa por la que atraviesan éstos. El clima es un tema delicado; debido a la época del año es una amenaza constante al proyecto. La logística previa y durante el evento es el último reto a superar.
Para entender mejor de esto, hablamos con Eduardo Escamilla, Gerente de Producción y Operación del departamento de Arte y Cultura. “En el festival tratamos de acoplar cada parte en una programación, darles un soporte. También debemos enlazar todas las áreas para lograr un flujo hacia el mismo objetivo, si no, sería un desastre”, nos cuenta.
El montaje final comienza aproximadamente tres semanas antes del FTVM y se hace de manera gradual. Los procesos se dan bajo una planeación meticulosa pues los trabajos se realizan en áreas donde se está en contacto directo con el visitante. “No estamos en un sitio donde podemos cerrar la puerta y montarlo todo, debemos afectar lo menos posible”, explica Eduardo.
Este proceso está sujeto al clima y su inclemencia, lo que quedó demostrado en 2011, cuando una amenaza de huracán obligó a cancelar dos días del festival. Sin embargo, el desafío más complicado fue retirar todo lo montado para evitar daños por la tormenta: el trabajo de varias semanas debió ser removido en dos días y reinstalado más tarde.
Según Eduardo esa fue una gran lección para el personal de Xcaret, pues volvió sus procesos “más eficaces y rápidos”. No en vano dicen por ahí que la práctica hace al maestro: “En esta décima edición llegamos a un punto donde hemos madurado y las cosas fluyen mejor; tenemos más calidad”, dice Eduardo, orgulloso.
Entre los materiales más usados en la producción se encuentran las flores y las veladoras. El personal de Xcaret solicita un contenedor completo de flores que son entregadas bajo estrictos estándares que garantizan su bienestar durante el envío. Por otra parte, Eduardo estima que durante el Festival de Vida y Muerte se usan siete mil velas por día.
La última etapa es la producción del evento, donde todos pueden ver su trabajo de meses hecho realidad. Durante estos cuatro días aún hay labores que hacer por parte de los organizadores, como el apoyo a las presentaciones, el cuidado de áreas o la atención a los visitantes y al propio staff. Para Leticia y Eduardo el FTVM es un evento inigualable que les deja grandes satisfacciones.
“El festival es un reto personal y profesional importante. Este proyecto tiene mucha alma porque estamos unidos por la misma razón: todos tenemos uno o más muertos que recordar y además todos vamos a morir. La celebración es tan legítima, como nuestra”, explica Eduardo.
“El resultado de este festival es muy bonito, pues es un encuentro entre comunidades y artistas en donde ambos observan las propuestas del otro. Esto es un encuentro de arte y cultura (…) ver al evento desde su concepción a la realidad, y los años que lleva es una satisfacción, además de que beneficia a muchos sectores de la sociedad“, finaliza Leticia.
¿Tú qué opinas del Festival de Vida y Muerte? ¿Imaginabas algo de este proceso detrás de él? Esto es un trabajo sin descanso; por ejemplo, este año entre los visitantes estarán personas invitadas para el evento de 2016, con el objetivo de que conozcan el concepto. Todavía ni terminan uno, y ya están empezando con el otro…